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Foto del escritorMontse

Que cada día sea San Valentín

Que el título no te confunda: no, no se trata de regalar bombones, preparar cenas románticas, llegar a casa con flores… cada día. NO. ¡San Valentín no debería tratar de eso!


Al margen de lo comercial, es cierto que tener un día como San Valentín en nuestro calendario se hace necesario: vamos de aquí para allá, con tantas cosas en la cabeza que nos olvidamos de disfrutar del presente, de disfrutar compartiendo momentos con nuestra pareja. Además, sobre todo con el tiempo, solemos dar por hecho aquello bueno que nos aporta nuestra pareja, esperándolo como si fuera una obligación y manifestando solamente aquello que nos molesta.


San Valentín nos permite hacer una pausa en nuestra rutina de pareja y nos ofrece el momento perfecto para manifestar aquello que sentimos. Por eso San Valentín es importante: porque nos recuerda que tenemos que cuidar a quien tenemos al lado, que nos gusta su compañía y que la vida es más agradable junto a esa persona a tu lado… y así lo manifestamos.


“Que cada día sea San Valentín” debería ser nuestro objetivo de pareja: demostrar que nuestra pareja nos importa, cuidándola y expresando nuestros sentimientos por ella, NO deberíamos hacerlo un día al año, ni tampoco de forma esporádica, sino CADA DÍA.


De hecho, un abrazo, una mirada, caminar cogidos de la mano, unas palabras reconfortantes, un beso en la mejilla de los que erizan el vello, un “te quiero” al oído… estos, y no otros, son los mejores regalos de San Valentín. Y estos, no otros, son los pequeños regalos que podemos ofrecer a nuestra pareja CADA DÍA.


Recuerda que las relaciones sentimentales se basan en el respecto y en el amor, y que ambos deben expresarse no con palabras, sino con hechos.


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