Poner fin a una relación es difícil; hay que encontrar valor para hacerlo y se mezclan muchos sentimientos (el peso de los recuerdos, el miedo a hacer daño…); pero se trata de una decisión necesaria si estás viviendo una relación poco sana o insatisfactoria.
Infidelidad, mentiras, monotonía, discusiones continuas, reproches constantes,… Hay múltiples razones por las que se puede poner fin a una relación. Todas las anteriores no son fatales: la relación puede salvarse con esfuerzo y comprensión. Sin embargo, hay algunas situaciones que nos “empujan” a poner fin a la relación de forma mucho más clara. A continuación hablaremos de ambos tipos de razones:
Falta de amor: los sentimientos evolucionan y las relaciones pasan por distintas fases. De hecho, situaciones ajenas a la pareja pueden tener un fuerte impacto en el vínculo sentimental. Sin embargo, hay un punto a partir del cual es posible sentir que tanto nuestra pareja como nosotros estaríamos mejor con otras personas. Un proceso terapéutico podría ayudarnos a ver si realmente “se acabó el amor” o bien la relación está pasando por un mal momento fruto de conflictos ajenos a la pareja.
Falta de proyectos propios: monotonía, costumbre, falta pasión, ausencia de planes comunes,… Un proceso terapéutico puede ayudar a la pareja a ver hacia dónde van, y a darse cuenta de si comparten dirección (proyectos) o de lo contrario tendría más ventajas continuar por separado.
Dependencia emocional: Este criterio es difícil de detectar. La dependencia emocional puede adoptar forma de manipulación (p.e. si te ves haciendo lo que la otra persona desea, por encima de tu voluntad) o de dominación (p.e. a menudo actúas movido/a por el miedo, para evitar las “consecuencias”). En este caso, el manipulador o dominante podría beneficiarse de un proceso terapéutico. Sin embargo, es poco probable que acuda a terapia debido a que para él/ella la situación es ideal.
La persona manipulada/dependiente es quien más puede beneficiarse de un proceso terapéutico. La manipulación/dominación conlleva un alto grado de dependencia que, debido a la naturaleza propia del propio vínculo manipulador-manipulado, dificulta el poner fin a la relación. La terapia irá encaminada a mejorar la autoestima y a dotar de habilidades para hacer frente a la situación de manipulación/dominación.
Celos, mentiras, violencia: está comprobado; la agresividad solamente va en aumento, por eso es mejor poner punto y final a la relación antes de que el espiral de violencia vaya a más poniendo en riesgo tu integridad física y moral.
Las situaciones de maltrato raramente se inician con un golpe o un insulto, sino que se desarrollan a través de procesos marcados por los celos, la vigilancia y el control, una relación de dominancia y de desigualdad. La impunidad ante los actos propicia que cada vez sean más frecuentes y más dañinos. Por eso, si te encuentras en una situación de maltrato llama AHORA al 016.
Si has vivido una situación de maltrato en el pasado es posible que todavía sufras las consecuencias. Si tú solo/a no consigues mejorar tu situación, busca ayuda.
Si quieres saber más sobre situaciones en las que iniciar un proceso de terapia de pareja, puedes leer este artículo.
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