Nadie nace con baja autoestima. Que nuestra autoestima no esté en plena forma en la actualidad es resultado de acumular experiencias y pensamientos que la van debilitando. Es por esta razón que cuestionar lo que pensamos es uno de los aspectos fundamentales para mejorar la autoestima. Quizás todo aquello que piensas de ti mismo o de ti misma no es cierto, o no refleja la realidad con la precisión que crees; y cada vez que te lo repites, te estás repitiendo un mensaje que no es cierto y que causa innecesaria mella en tu autoestima.
Mensajes como «no valgo» o «no soy capaz», quizás estén fundamentados en algún error que cometimos en el pasado. Y probablemente estemos tomando un hecho aislado como algo que podemos generalizar. Pero quizás no sea así. Sin embargo, creemos que es así, estamos convencidos de ello porque actuamos de acuerdo al «no valgo» o al «no soy capaz». Como resultado, dejamos pasar oportunidades que nos permitirían descartar tales mensajes, alimentando así nuestras creencias y afianzando nuestro sentimiento de falta de valía.
Causa y resultado de una baja autoestima es que nos centremos en lo que no nos gusta, en aquello que nos gustaría que fuese distinto. ¿Por qué no hacemos lo contrario? Es muy probable que estemos pasando por alto todas aquellas cualidades y competencias positivas con las que contamos, y de las que podríamos sentirnos orgullosos.
Poner límites y decir «no» son fundamentales para que nuestra autoestima esté en forma. Poner límites y declinar peticiones o pedir un cambio de conducta nos permite velar por nuestros intereses y ponernos en la legítima posición que merecemos ocupar en nuestra vida. A la vez, nos manda un mensaje: no tenemos por qué permitirlo todo; no tenemos que sacrificarnos siempre; tienes derechos y podemos y debemos hacerlos valer.
Poner límites nos resulta difícil, no porque no sepamos decir «no», sino por las consecuencias que pueda acarrear decir que ya no estamos dispuestos a seguir dando para no recibir a cambio. Por eso, debemos ser y, sobre todo, sentirnos capaces de hacerlo - punto en el que nuestra autoestima resulta causa a la vez que consecuencia -.
Quizás también podríamos revisar nuestras prioridades: es posible que no actuemos en nuestro día a día acorde con ellas; es posible que destinemos más tiempo del que desearíamos a áreas de nuestra vida que no nos resultan importantes - o no tan importantes como otras -. En nuestras manos está revisar nuestras prioridades y procurar velar, de nuevo, por nuestros intereses. Y, de nuevo, nos estaremos mandando un mensaje muy positivo que nos permitirá aumentar nuestra autoestima.
Las comparaciones son otro aspecto estrechamente implicado con nuestra autoestima: a la hora de evaluarnos, necesitamos utilizar un criterio. ¿Cuál?, nos preguntamos. Echamos un vistazo a nuestro alrededor y utilizamos a los demás como medida de referencia. Resultaría una estrategia útil si no fuera porque nos fijamos única y exclusivamente en los aspectos que nos gustan de los demás - obviando aquellos que no resultan tan distintos a nosotros - y poniendo énfasis en aquello que nos gustaría tener y que (creemos que) no tenemos.
Trabajar los puntos anteriores nos ayudará a fortalecer nuestra autoestima, a ponerla en plena forma y a mantenerla fuerte y sana. He escrito un libro de autoayuda para potenciar tu autoestima, cuyo objetivo es justamente acompañarte en el proceso de cuestionar todo aquello negativo que crees sobre ti mismo; junto con dejar de compararte, superar las inseguridades y ayudarte a poner límites, para subir tu autoestima y ayudarte a mantenerla sana. Puedes echarle un vistazo haciendo click aquí.
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