Ahora que ya ha pasado San Valentín, pero que todavía nos queda algo de resaca de tantos mensajes sobre el amor, quiero hacer un pequeño pero necesario recordatorio:
No todas las relaciones que se nos presentan como "románticas" son sanas. Dicen que "en el amor y la guerra todo vale". Pero no, no es así. En el amor NO todo vale.
Ninguna persona involucrada en una relación debería sentir que, para mantenerla a flote, necesita renunciar a una parte esencial de sí misma. Ni a sus valores. Ni a sus necesidades. Ni a sus opiniones. Ni a sus sueños. Al menos NO para poder mantener a su pareja a su lado.
En el momento en que tenemos que renunciar a quiénes somos, a qué necesitamos y a lo que queremos en nuestra vida, debemos plantearnos si tenemos el tipo de relación que queremos.
Es posible que la respuesta sea "no"; en cuyo caso, sería conveniente poder poner sobre la mesa las cuestiones que no nos convencen, poder renegociar los términos de la relación (aunque suene artificial, dicho de esta forma) y reformular la relación de tal forma que nosotros y nuestra pareja sintamos que podemos ser auténticos, que no renunciamos a nuestros valores, ni a nuestros principios, ni a nuestras opiniones. Que podemos ser quienes somos, a la vez que mantenemos una relación que nos aporta; y que, en cualquier caso, no nos resta.
Así que, recordad: no todas las relaciones que se nos presentan como "románticas" son sanas. En el amor NO todo vale.
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