Cuando el tiempo transcurrido entre la ruptura y el inicio de otra relación menor del que esperamos (o deseamos, y ya sabemos que es terriblemente fácil confundir expectativas con deseos), se suelen generar suspicacias.
Seguro que alguna vez has escuchado (¡o pensado!) frases del estilo: «hace poco que lo hemos dejado y ya está con otro», «anda que ha tardado...», «eso es que ya estaban juntos antes», «un clavo quita a otro clavo», «no sabe estar solo», «eso es que no me quería», «me quiere dar celos»... A continuación comentaremos de estas frases cliché que suelen pasarnos por la cabeza.
- «Hace poco que lo hemos dejado y ya tiene pareja»: cuando se acaba una relación iniciamos un proceso de duelo. No hay nada escrito sobre el tiempo que debemos estar sin pareja después de romper una relación, ni sobre el tiempo que necesitamos para superar las diferentes etapas de duelo (puedes leer más aquí). Algunas personas necesitan más, otras menos. Además, también está relacionado con la duración de la relación, con el impacto de la misma en nuestra vida y con cómo la hemos vivido.
- Salir con otra persona para olvidar a tu ex o cómo «un clavo quita a otro clavo»: en algunas ocasiones es así, por qué negarlo. Cuando una relación termina hay una serie de necesidades que quedan al descubierto; muchas de ellas nos las pueden proporcionar personas distintas a nuestra ex-pareja, es un hecho.
Sin embargo, esto no significa que estemos transitando el proceso de duelo como deberíamos; sino que puede que, simplemente, lo estemos pasando por encima, de puntillas para no enterarnos (¿por qué sufrir cuando podemos experimentar la ilusión de una relación que empieza?).
Lo anterior puede chirriarnos si, en nuestro caso, sentimos que no podemos vincularnos con otra persona, tras haber roto; no está en nuestra naturaleza, pues las relaciones que establecemos están llenas de emocionalidad y nos permitimos sentirnos vulnerables en ella.
Pero puede que nos encontremos ante un perfil distinto; un perfil que apuesta (de forma inconsciente) por la frialdad como estrategia para gestionar la ruptura; frialdad acompañada de relaciones superficiales en las que no hay compromiso a nivel emocional, donde no se permite experimentar vulnerabilidad; en este caso estaríamos hablando de personas emocionalmente no disponibles.
Y no podemos olvidarnos de otro perfil: seguro que has oído hablar de personas que parece que no saben estar sin pareja: es lo que sucede cuando ponemos nuestra valía en la mirada del otro; que, sin pareja, nos quedamos sin un espejo en el que reflejarnos y ser conscientes de nuestra valía.
- «Eso es que ya estaban juntos/as antes»: a veces nos resulta difícil entender cómo nuestro/a ex ha sido capaz de rehacer su vida tan rápidamente. Una de las conclusiones a la que solemos llegar es que ya estaban juntos antes de dejarlo. Lo cierto es que es una posibilidad; por qué negarlo: nuestro/a ex conoce a alguien y decide romper la relación para estar con él/ella. Es legítimo, a la par que doloroso.
Sin embargo, debemos recordar que los tempos en las relaciones son algo muy personal: hay quienes deciden salir juntos apenas conocerse; en cambio hay personas que necesitan conocerse más para salir juntos e ir formalizando la relación poco a poco. Hay personas que están abiertas a una relación tras haber terminado con otra, mientras que hay personas que necesitan digerir lo sucedido y transitar el duelo antes de embarcarse en otra relación. Por lo que no, que ya estén juntos/as no necesariamente significa que ya estuvieran juntos/as antes.
- «Eso es que no me quería»: el tiempo que tardamos en rehacer nuestra vida tras una relación no tiene por qué ser proporcional a nuestro amor por la otra persona. Puede que, con distancia lo entendamos; sin embargo, si tenemos tendencia a conectar con el miedo al rechazo y al abandono, esta afirmación se repetirá en bucle en nuestra cabeza; incluso llegaremos a creer que es así, sobre todo cuando nuestra autoestima ha quedado tocada tras la ruptura y nos cuesta entender que nuestra pareja nos haya dejado.
Lo que suele suceder es que no queremos saber nada de relaciones por un tiempo; incluso parece que ese estado va a acompañarnos una larga temporada. Pero un día nos levantamos con el chip cambiado - fruto de ir asumiendo que la relación ha llegado a su fin, y de sentirnos bien estando sin nuestra expareja -, y nos sentimos con ganas de conocer a gente nueva.
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